Ay, Omán.


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Día de viaje.  En el itinerario estaba un viaje de camión de seis horas para Omán.  Pero primero, el postre.  Cindy y yo desayunamos antes de llegar a una tienda de dulces para un segundo desayuno.  Fue un tesoro de miel, nueces, y pasteles ligeros esperando ser devorados.  Apuntamos a unas cosas desconocidas y nos sentamos en el corral con una jarra de té.  Sentados junto de nosotros estaban unos señores de edad que parecían haber estado en su mesa por lo menos ocho años.  Gracias mundo Árabe por tomar sus dulces seriamente.

Después de comer el almuerzo rápidamente, nos subimos al camión que nos llevaría para Omán.  El transporte público ha sido un poco confuso para nosotros.  Vemos letreros dondequiera que dan instrucciones de que las mujeres se sienten en frente y los hombres atrás.  Inevitablemente, veo a unas mujeres sentadas atrás (pero nunca hombres sentados en frente).  Nunca se si es aceptable, si las personas ofendiendo no conocen las reglas o si no les importa.  En el camión de Omán, todos tenían su propio asiento sin vecino hasta que la última persona abordo el camión, que tuvo que sentarse en un asiento con vecino.  Elegio sentarse en la fila enfrente de mí, pero mientras el que ya estaba sentado batallaba con mover su velis el hombre que acababa de abordar decidió mejor sentarse al lado mío.  Espectacular.

Fue un hombre pakistaní completamente amistoso.  El, y casi todos los otros pasajeros, estaban viajando a Omán de Dubái para el trabajo.  Me di cuenta que Cindy y yo estábamos observando un microcosmo de migración voluntaria algo dramática – los asiáticos del sur hacia y alrededor del medio oriente.  Aunque mi compañero de viaje era amistoso le gustaba estirarse.  Hecho bolita en una esquina decide que quizás era tiempo de violar las normas culturales y sentarme con Cindy.  De todos modos, la mayoría de los pasajeros, no eran árabes.

Cruzar la frontera con Omán sucedió sin problema.  Revisaron nuestras bolsas y los perros las olieron sin incidente.  Hasta nos dieron visas para visitar a Omán gratuitamente que impresiono a los inmigrantes.

De nuevo, ese pasaporte azul con el símbolo de los Estados Unidos definitivamente es un privilegio.

Sin saberlo decidimos viajar a Omán en el medio de su Día Nacional.  El tráfico estaba sin moverse entrando a Mascate y nos sentamos en tráfico por dos horas.  Sin cobertura en nuestros celulares no podíamos comunicarnos con nuestro hospedador AirBnB que estábamos estacionados en el autopista.  Cuando por fin llegamos a su apartamento, estaba graciosamente esperándonos.  Otro día de viaje terminado, otro país a explorar.

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