Ultimo día en Bujara. Necesitábamos que trabajar. Y necesitábamos un boleto de tren para llegar a nuestra próxima destinación, Samarcanda. El trabajo fácilmente se cumplió. El boleto del tren fue un poco más difícil. Nuestro hotel nos dijo que había una taquilla para comprar boletos cerca del restaurante italiano en el que habíamos comido ayer, cerca de las “luces de la ciudad.” Cindy asumió que las luces de la ciudad eran el semáforo. Cuando llegamos al semáforo no encontramos la taquilla.
Entramos a los negocios cercanos y preguntamos donde se encontraba la oficina para comprar los boletos. Nadie hablaba inglés, ni siguiera mi ruido fantástico de “choo choo” acompañado con el movimiento de jalar el timbre con mi brazo, nos ayudó a comunicar. Finalmente, regresamos al restaurante italiano, donde había dejado a Cindy sola tomándose un café por una hora el día anterior, y preguntamos donde se encontraba la oficina para comprar boletos. Entre tres meseros amistosos, nos dieron una respuesta algo correcta que nos comunicaron con gestos. Los meseros y sus gestos fueron correctos y pronto teníamos nuestros boletos a Samarcanda.
Una nota, a causa de la inflación de la moneda nacional, aprender números es algo difícil. Es una cosa aprender uno, dos, tres en cualquier idioma. Es otra aprender veinte-tres mil ochocientos. Con números tan grandes, es mucho más fácil para la gente escribir los precios para nosotros para que los leamos, o ingresarlos en una calculadora.
En nuestro primer día, notamos que había un parque grande al termina el Ark que iba a quien sabe dónde. Nuestro mapa del Lonely Planet confirmo su tamaño y también vimos que había unos mausoleos dentro del parque, y que había un bazar afuerita del parque. Muy bien, entonces vamos al parque para nuestro último día. Pero primero, tenía que tomar una foto del Ark (arriba). A la izquierda de la muralla del Ark. A la derecha esta Bujara. Como dije, un lugar muy bonito. Aquí está el Ark de Nuevo.
En el parque, también estaba la Avenida de Recuerdos, un conmemorativo a todos los Uzbekos que fallecieron como resultado de la segunda guerra mundial. Noten, la segunda guerra mundial es algo serio aquí. Lo que era entonces la Unión Soviética sufrió mas perdidas de vida que cualquier otro país participante. Dondequiera que fe parte de la Unión Soviética durante la guerra tiene heridas de la guerra, y no se olvidan de ellas. Si les da curiosidad, la perdida de vida en la Unión Soviética es una estimación del 27 millones. La pérdida de vida en China es una estimación de 15 a 20 millones. La estimación de perdida de vida para los Estados Unidos fue 419,000 (todos los números son del siempre correcto Wikipedia).
El bazar al lado del parque nos presentó algo que no hemos visto ni probado por mucho de Asia Central, especies. Había montañas de ellos. Colores brillantes, amarillo, anaranjado y rojo. “¿Por qué no se encuentran estos en la comida que comemos?” Pregunto Cindy en voz alta. Es curioso. Para un lugar que se encontraba en el centro de la Ruta de Seda y el comercio de especies, Uzbekistán parece que se quedó con solo dos especies – sal y pimienta. ¿Qué hacen con todas esas montañas de especies que nos hacen tan felices?
Después de la comida, Cindy decidió que tenía que terminar su trabajo y yo me fui a tomar un baño. O más bien, me dieron un baño. Hace cinco años, fui a mi primer baño turco en Turquía, donde un turco grande trato mi cuerpo como un pedazo de carne al que tenía que amoldar. El baño turco en Uzbeko era similar en que mi cuerpo se convirtió en propiedad, pero era más jalones que golpes. El muchacho se paró detrás de mí mientras estaba acostado boca bajo, engancho sus piernas en las mías, y jalo mis brazos hacia arriba como si estuviera practicando un movimiento de luchador profesional. Supuestamente esto es bueno para mí.
Para terminar me dio una pasta de jengibre que tallo en mi pecho. Me dio un montón en la mano y me dijo que me lo untara, ahem, “en todas partes.” Hice lo que me dijo y me encamino a una sauna natural y me dijo que me parara debajo de unas ventosas. Lo que no me dijo es que la pasta de jengibre ARDE. Y arde…en todas partes. Sabía que iba a recibir un baño de agua helada y no la podía llegar suficientemente rápida. Cuando regreso el muchacho como veinte minutos después, me quite la toalla ay le dije que me echara agua EN TODOS LOS LUGARES.
Oh my I could «see» way too much EVERYWHERE while reading that! Ack! My eyes!
Relax, it feels better now.