En pensarlo, probablemente pudiéramos dividir este día en dos. Samarcanda tiene bastante que ver, y seguimos tropezando con más y más cosas. Afuera de nuestro albergue está el Gur-i-Amir, o el Mausoleo de Temur. Lo vimos aluzado en la noche, pero nunca durante el día, y no por dentro.
Temur comparte su tumba con unos de sus familiares, el más notable siendo Ulugbek, so nieto. Ulugbek fue un astrónomo, matemático, y patrocinador de las artes. Muchos de los lugares que vimos en Samarcanda fueron diseñados por Ulugbek o terminados por Ulugbek.
En 1941, cuando Uzbekistán era parte de la Unión Soviética, un arqueólogo Soviético decidió exhumar el cuerpo de Temur para examinarlo. Según leyendas, hay una escritura en la pared de la tumba de Temur que dice “El que me moleste será atacado por alguien peor que de lo que fui yo.” O algo con ese efecto. El siguiente día, continua la leyenda, Hitler ataco la Unión Soviética.
Continuando nuestra gira de Samarcanda, caminamos detrás del Registan y encontramos unos edificios construidos por/ara Bibi Khanym, la esposa de Temur. El más pequeño y no tan impresionante es el mausoleo de ella donde está enterrada con algunas de sus familiares. No fue la gran cosa, cuando se consideran los otros sitios que tenían el mismo precio para entrar y estaban al lado de ella.
Los otros sitios a los que me refiero es la Mezquita de Bibi Khanym. Es masiva. Supuestamente ella lo mando construir mientras Temur estaba en unas de sus campanas de violación y pillaje.
Para la comida, fuimos a un bazar cercano y compramos para llevar. Comimos pan, miel y un queso cremoso.
Sin saberlo todavía, todavía nos faltaba lo mejor. A unos kilómetros de la mezquita y en el medio de un cementerio se encuentra La Avenida de Mausoleos de Samarcanda. Es exactamente como se escucha, una calle con mausoleos espectaculares en los dos lados (arriba).
Al final de la carretera está el mausoleo del individuo responsable por traer a Islam a esta parte del mundo. Sin saberlo, nos encontramos en medio de un grupo rezando, pero unos de los miembros, nos dio la bienvenida a que participáramos. Cindy, siendo una buena mujer del libro, supo que hacer. Yo, por mi parte, estaba un poco más incómodo. Pero con unas canciones, gestos de mano, y una donación después, todo estaba bien.
De regreso, tomamos una foto de la Mezquita Bibi Khanym de lejos, tomamos café en su sombra, caminamos por el Registan cuando lo iban aluzando para la noche. Un muy bonito día en un muy bonito lugar.
Beautiful!