El Lonely Bible (La Biblia Solitaria) dijo que cerca de Samarcanda se encontraba la ciudad de Urgut, y que uno de los bazares (tianguis) más grandes de Asia Central se podía encontrar allí. Nuestro albergue nos dirigió hacia una esquina de una calle donde según los conductores llevaban a los pasajeros a Urgut. Encontramos la esquina pero no vimos ningún taxi. Al poco tiempo, un carro que no estaba marcado como taxi, llego y pregunto, “¿Urgut? Supongo que así funciona esto.
Despues de encontrar otros dos pasajeros (dos viejitas, que estoy seguro, pagaron menos que nosotros), nuestro conductor se fue volando hacia Urgut. Eso es, se fue volando hasta que llegamos a los pozos. Entonces tropezó el resto del camino hacia Urgut. En cuando llegamos, notamos inmediatamente que el bazar de Urgut si es masivo como lo anuncian. Puestos y tiendas estaban hasta el horizonte. Aunque está completamente abierto, el arco medio Romano marca lo que suponemos es la entrada oficial. Allí es donde Cindy y yo empezamos a navegar a través de la gente.
No tome muchas fotos porque creo que algo intrusivo tomar fotos de personas cuando están haciendo sus quehaceres del día. Intento tomar fotos que no se enfoquen en un grupo de personas. El bazar no se prestó con muchas de esas oportunidades. No hay pisos, no hay plazas ni espacios abiertos. Más bien el bazar es una serie de pasillos y callejones, todos muy angostos. El bazar de Urgut, obviamente, es un bazar de “vida real”. Todo se vendía, de comida, a baterías, a maquinaria, a roba, en cada pulgada de espacio había gente. Aquí actualmente se practicaba el comercio. No era un lugar donde se vendía solamente mercancía a los turistas.
Cindy y yo no teníamos planes de comprar nada, y no necesitamos un hacha de mesa. Cuando nos cansamos de caminar, encontramos un restaurante pequeño para comer. Nuestro pan, ensalada, arroz y carne costo como $3.
La única otra actividad que queríamos hacer hoy era comprar nuestros boletos a Taskent. Nuestro libro de guía nos indicó que la oficina de información de turistas cerca del Registan vendía boletos por un cargo pequeño. Decidimos caminar a la oficina de información al turista y no tomar un taxi a la estación de tren. Encontramos la oficina cerrada. Cindy compro unas postales y decidimos regresar en la mañana.