Alzando nuestras linternas rojas


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Ya que Pingyao fue una ciudad de comerciantes, algunos comerciantes se hicieron muy ricos.  Los más ricos construyeron haciendas para sus familias para que vivieran fuera de Pingyao.  Hoy en día, estas haciendas (y son enormes) son una atracción turística.  La hacienda más grande es la hacienda Wang con más de 123 patios.  Visitamos uno más “pequeño” con solo 26 patios.  La hacienda Qiao quizás no sea igual de grande que la hacienda Wang pero es donde se grabó La Linterna Roja.  Y a mí me gusta esa película.

Contratamos a un conductor quien nos llevó a la hacienda Qiao.  El lugar esta tan grande que no dejamos de pensar que inconveniente seria vivir allí.  La entrada principal estaba a 15 minutos de la hacienda misma.  Simplemente eso me volvería loco.  La hacienda está dividida en seis patios principales, y cada uno de ellos tiene varios patios más pequeños.  El patio 5 es donde se filmó La Linterna Roja.  No se anuncia que se filmó allí pero todos los turistas tomándose fotos nos dijo todo lo que necesitábamos que saber.

Qiao

Qiao

Qiao compound garden

Jardin de la Hacienda Qiao

Aunque es una atracción turística bonita, Cindy y yo sentimos que el lugar se sentía frio y no se siente uno bienvenido.  Quizás fue todo el gris.  O quizás es que no podíamos desasociar el lugar de la película La Linterna Roja, que es sobre un lugar frio y no se siente uno bienvenido.  Al final de cuentas, es un lugar para visitar, pero yo no quisiera vivir allí.

Nuestro conductor de allí nos llevó a otra calle antigua de otra ciudad.  Estaba bien, pero después de Pingyao me he hecho un sangrón para pueblos antiguos de China.  La parada final del día fue en el Templo Zhenguo.  Lo construyeron en el siglo 10.  Esto lo hace asombroso.  Cuando llegamos, nada más había tres otras personas allí.  Eso lo hace más asombroso.

Zhenguo Temple complex

Patio del Templo Zhenguo Temple

Cool shadow, bro

Bonita sombra

Como no había tanta gente, el templo actualmente se sentía como debería – – sereno.  Los cinco visitantes estaban completamente silencios mientras caminábamos por el templo y admirábamos los murales y estatuas de más de 1000 años.  Cuando nos fuimos, nuestro conductor nos dijo que él pensaba que este lugar era muy especial y que le dio gusto que pudimos tener la experiencia de visitarlo sin mucha gente.

Ya que estamos solos, podemos hacer nuevos amigos.  Nuestro conductor nos dijo que nuestro albergue es muy popular con los franceses.  Dicho y hecho, cuando regresamos conocimos a una mujer Francesa que estaba sentada en el patio.  Su nombre es Marine y es una psicóloga de niños de Francia, que vive en Suiza.  Compartimos historias de viajes que hemos hecho y fuimos a cenar con dos otras personas que llegaron al albergue.

Dinner

Cena

Después e la cena caminamos por el pueblo un poco y regresamos al patio del albergue para unas cervezas.  Tuvimos que enfrentar nuestra primer ética de viajar cuando un individuo fue a su cuarto y regreso con su recuerdo favorito – – un pedazo de La Gran Muralla China.  Explico que ya se encontraba en el piso y que no lo quebró de la muralla.  Como si eso importa.  ES UN PEDAZO DE LA GRAN MURALLA CHINA.  LA PARED GRANDE.  Los demás estábamos un poco fuera de onda y no sabíamos que decir.  La estrategia que se tomó sin decir nada fue sarcásticamente que buey era.  Una mujer china en la mesa cubría a cada momento el pedazo de la pared con sus manos y sugiriendo que el pedazo no se lo iba llevar de China.

Tomen nota.  Cuando vengan a China, no está BIEN que se vayan con un pedazo de La Gran Muralla China.

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