Cuando nos despertamos, nuestro anfitrión, Farooq, ya estaba en el trabajo. Nos quedamos en el apartamento descansando, comimos su cereal, comimos cerca, y por fin decidimos salir. Nuestra primera destinación fuel el Mutrah Souq. Según es muy activo y al lado de un malecón que el Lonely Planet recomienda que uno camine. Nuestro taxi nos dejó en el Souq y nos pido 6 riales omaní. Una observación sobre los Taxis en Omán. Solamente personas de origen Omaní pueden ser taxistas. Esto indica que la competición no existe. Ah, y los taxis no tienen medidores. Simplemente te cobran lo que ellos quieren. Combinado con el cambio del ríale omaní (1 Ríale = $2.60), tomar taxis puede ser una experiencia no muy clara y cara.
Cuando llegamos al Souq, descubrimos que estaba cerrado. Como muchas instituciones en el mundo Árabe, la plena tarde es la hora de que todo se cierra. Le gente se encuentra adentro, descansando, y básicamente evitando el clima. Como somos turistas mensos, decidimos ir al malecón y caminar durante la parte más caliente del día.
Omán tiene una colección de fortificaciones (foto arriba) que están bien preservados. En nuestra caminata vimos más que cuatro. No estaban todos abiertos al público, pero no dejaban de ser impresionante. Los que estaban abiertos ofrecían vistas bonitas y cañones.
Al final del malecón se encuentra Mascate viejo. Hay un muro de la ciudad, un portón dentro del muro de la ciudad, y calles que dan vueltas y muy bonitos edificios blancos. También, en Mascate viejo está el plació del sultán. Omán es un Sultanato, indicando que su líder es un Sultán. Su plació, entonces, es un Palacio de Sultán.
Tomamos un taxi para regresar al Souq y verlo en acción. Y como esperábamos, a las 6 pm la gente andaba caminando haciendo sus negocios. El Souq, nos informaron, estaría abierto hasta la medianoche, al estilo Árabe.
Otro taxi nos llevó de regreso al apartamento de Farooq, y su precio subió de 8 a 20 a 7. Ya baste de esto, necesitamos un carro. Farooq estaba de acuerdo. Lo acompañamos a un café a reunirnos con unos de sus amigos. Cenamos, platicamos, y fumamos narguile. Uno de sus amigos, Arnold, estaba contento porque acababa de comprar el nuevo PS4 con FIFA 16. Nunca me niego jugar video-juegos entonces regresamos a la casa de Farooq donde todos se durmieron y yo me madrugue jugando con Arnold. Si, venimos hasta Omán para que yo pudiera jugar video juegos.