No sé si todos lo saben, pero yo soy un nerd grande. Como muchos de mi tipo, yo pase mucho tiempo de mi niñez (está bien, también de adulto) jugando Final Fantasy. Tristemente, la vida y responsabilidades se han metido en el camino, y el ultimo Final Fantasy que pude jugar fue el Final Fantasy X, nunca lo termine, pero recuerdo que la ciudad de Zanarkand en el juego. Era una ciudad antigua y exitosa que fue destruida por un horrible accidente.
Imagínense mi sorpresa cuando estaba buscando lugares para visitar en Uzbekistán y vi Samarcanda en la lista. ¿Zanarkand? ¿Samarcanda? Esto no puede ser una coincidencia. No lo es. Según el siempre confiable Wikipedia, Samarcanda era una de las inspiraciones del inventado Zanarkand. Si la inspiración es más profunda que el nombre, no lo sé, ya que nunca llegue a Zanarkand en Final Fantasy X. Si sé que Samarcanda era una ciudad antigua y que fue destruida – no por un accidente horrible, a menos que cuentas a Gengis Kan como un accidente horrible – y que fue reconstruida a una gloria más grande. ¿Zanarkand fue reconstruida? Quizás alguien leyendo este blog me pudiera decir.
Samarcanda esta alrededor de tres horas de Bujara por tren. Después de que Gengis Kan arraso con la ciudad, fue reconstruido por Temur (conocido como Temur el Cojo, conocido como Tamerlan), un guerrero conquistador que nació a solo 100 km de Samarcanda. Su imperio era masivo y podría ser comparado con el de Gengis Kan o Alejandro el Magnífico. Estableció su capital en Samarcanda y puso su toque arquitectural personal en la arruinada ciudad. Sus gustos ahora se conocen en todo el mundo. Le gustan las capillas color turquesas, azulejos esmaltados, y fachadas de mosaicos. Si piensas en la arquitectura de Asia Central, es probable que estés pensando en algo que se inventó Temur.
La joya de la arquitectura esplendida de Samarcanda es el Registan (arriba). Consiste de dos enromes madrazas que están cara a cara, y otra madraza en el centro creando una U en una plaza grande. La madraza del centro tiene una mezquita esplendida. Cindy y yo nada más teníamos la tarde en Samarcanda, pero fue obvio o que teníamos que ver.
Aquí hay unas fotos más cercanas de los gustos específicos de Temur.
El interior de las madrazas eran igual de espectacular.
La mezquita dentro de la madraza del oeste vale la pena llegar a ver. Para demostrar la riqueza de Samarcanda estaba cubierta en azulejos azules y pan de oro.
No hay necesidad de decir mucho más. Este es uno de los momentos memorables. Si estas fueran atracciones en Londres o Paris, el costo de entrar seria al menos %$50, y todos lo pagarían. Para que Cindy y yo entráramos, nos costó $7.
They are beautiful pictures. We want to see you in them, too.
Wowsers–the artists who built this should have their own monument. Without knowing a thing about the history, I’m going to hope my assumption about the slave labor is wrong.