En la mayoría de las mezquitas en Dubái no se permiten visitantes que no son Muslámenes. La excepción es la Mezquita Al Noor, que está disponible atreves de una gira para personas que no son Muslámenes. La gira empezaba a las 10 AM, y parecía una buena forma de empezar el día.
La gira no fue gira (ya que la mezquita es básicamente un cuarto grande) y fue más como Islam 101. Nuestra guía se llamaba, Shareefa, era originalmente del RU y se había mudado a EAU hace 26 años con su esposo E maratí. Nos dio un resumen del vestuario Emirato y la cultura Emirato, al igual que los cinco pilares de Islam. Una pareja mayor de Europa toma la oportunidad para preguntarle a Shareefa quien inmediatamente se convirtió en una representante de todas cosas Muslámenes, porque las naciones Muslámenes no estaban recibiendo más refugiados de Siria. No solamente estaban equivocados (por que las naciones Muslámenes si están haciendo algo, vean a Líbano), fue una pregunta completamente inapropiada y se le hiso a la persona equivocada. Personas de mayor edad donde quiere nos les gusta cuando llegan nuevas personas a sus yardas.
En la gira conocimos a Violeta, una Dominicana-Americana que es una estudiante de enfermería y estaba en el medio de su rotación en UAE. Iba en camino al gimnasio, pero dijo que luego nos veamos en el centro comercial de Dubái. Mientras tanto, Cindy y yo fuimos al edificio más alto del mundo. El elevador del Burj Khalifa va del piso 0 al 124 en menos de un minuto. Eso es asombroso. Arriba, a los visitantes se les permite caminar afuera a un lado del edificio y ver por las ventanas de los otros tres lados del edificio (foto de arriba). Luego nos dejaron ir a un nivel más alto, donde podemos ver todo de nuevo (¡pero de un piso más alto!) y ser sujetados a la tienda de recuerdos.
Nos reunimos con Violeta como habíamos planeado y de allí nos fuimos del centro comercial de Dubái para visitar con nuestra amiga, Jane. Trabaje con Jane en Hawái (todavía) y ella recientemente se mudó a Dubái para ser la bibliotecaria en una universidad local. Nos vimos y compartimos una comida india. Haroon nos quiso ensenar su café favorito donde va a fumar narguile después de la cena. Lo poco que conozco de la cultura de narguile esta cambiando pronto. En Dubái, los cafés no se encuentren en las esquinas. Entonces, no te puedes sentar en cualquier mesa enfrente de una tienda y esperar que te traigan narguile. Vas a un café que existe con el solo propósito de servirte narguile. Notablemente es que las mujeres son bienvenidas en los cafés.
El café era exactamente lo que uno espera de un establecimiento en Dubái –brillante, limpio y guapo. Al presionar un botón en la mesa venia nuestro mesero Haroon recomendó el jugo de sandía, del que disfrute inmensamente. Después de fumar un poco, dejamos a Violeta en su estación de camión y nosotros nos regresamos a Sarja.