Zai jian 4


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Para nuestro último día en China, Cindy y yo no planeamos mucho.  Había un templo cerca de nuestro albergue que decidimos visitar y de allí ir a la ciudad para comprar unos recuerdos.  El templo no era muy diferente a los otros templos que ya habíamos visto.  Quizás, estaba dentro de un espacio más grande que los otros, pero no era espectacular.  ¿Sera posible que hemos visto tantos templos que ya no nos asombran?

Temple grounds

En el templo

Nuestra próxima parada fue un café, donde Cindy tomo su primer café en lo que ha de ser un mes.  Me sorprendí que no le salieron los ojos de lo contenta que ha de haber estado.  Mientras tomábamos café, le dije mi plan secreto.  Dos noches anteriores estábamos caminando por el mercado de noche con Corey.  Le preguntamos a un vendedor en cuando salía un recuerdo.  Nos dijo que en $1,00, que es increíblemente estúpido.  De ninguna manera iba a escuchar un precio realístico andando con Cindy o con cualquier extranjero.  Entonces, tuve que revelar mi plan secreto.

Dejaría a Cindy sola en el café y yo me haría aparecer el más chino posible. Deje mi roba de extranjero, tal como mi gorrita, chamarra, y lentes.  Fume ¾ de un cigarro y me senté a donde me llegara el viento para que ¼ del cigarro y el humo llegaran hacia mí para oler como un hombre Chino.  A propósito puse el paquete de cigarros en el bolsillo de mi camisita para que los negociantes lo vieran.  Sabía que no iba a parecer a un local de Dunhuang, pero mi meta era aparecer como un turista Chino de una ciudad más grande, como Beijing o Shanghái.  Como el Mandarín es el idioma secundario para toda la gente que he conocido desde que nos fuimos de Pingyao, mi Mandarín, aprendido de mi familia de Shanghái, Beijing y Tangshan, se escucharía más propio en comparación al de ellos.  Bueno, con que dijera pocas palabras y hablara sobre lo que conozco.

Armado con mi disfrace, entre a las calles de Dunhuang.  No sé si los negociantes completamente se creyeron de mi disfraz, pero fue una experiencia mucho más gozoso que caminando con Corey y Cindy.  Alrededor de una hora después, tenía dos recuerdos por una fracción del costo de lo que nos había dicho el señor que nos dio la cotización hace dos noches.

Caminado anónimamente me recordó que es una experiencia bonita la anonimidad.  La mayoría de mi vida, no exactamente he sido parte del grupo mayor.  Hasta las veces cuando no era el único, como en Hawai’i, me categorizan.  No hay nada malo con ser categorizado, se espera.  Pero caminando solo en Dunhuang, no me miraba diferente, y no me categorizaron.  Era como los demás.  Y eso no necesita explicación.  Simplemente estoy allí, uno de 1.3 billones como yo.  Extraño esa sensación.

Para celebrar nuestras compras exitosas caminamos a un restaurante de pescado rostizado.  Era unas de las mejores comidas que hemos tenido en China, y eso dice algo.  El restaurante sirve pescado rostizado, principalmente carpa (vivo cuando se ordene, por supuesto).  Lo abren a la mitad, lo tallan con especies, rostizan y cocinan rápidamente con chiles, pimenta Sichuan, cebollitas verdes, y jengibre.  Puedes elegir los vegetales y se ponen debajo del pescado – seleccionamos papas y melón de invierno.  Agregan cacahuates y lo sirven casi hirviendo.

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Nuestro albergue hiso los arreglos para que un taxi nos llevara al aeropuerto para tomar nuestro avión a las 9 PM.  Nuestro itinerario nos llevó a Urumqi, donde bordamos nuestro avión hacia Almaty, Kazajistán.  Después de 36 días en China, nos despertaríamos en un nuevo país.


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